Las «Ondas de luz» de Carlo Bernardini visibles al público.
En la línea de la feliz experiencia ya realizada para el Karol Wojtyla de Bari, en relación con el «Horizonte» de Stephen Antonakos, como conclusión de las obras que han transformado radicalmente la terminal de pasajeros de Brindisi, Aeropuertos de Apulia ha querido valorizarla y embellecerla con la instalación de una obra de arte permanente. Se ha elegido «Light Waves» («Ondas de luz»), obra realizada por el artista visual Carlo Bernardini, que desde ahora resplandece en el atrio de check-in del aeropuerto mesápico.
«Light Waves» es un proyecto de luz audiovisual y tridimensional, que engloba el ambiente en el interior del aeropuerto, desarrollado como un organismo visual y nacido con la idea de generar una pulsión impalpable del espacio total, modificando la percepción del lugar. Light Waves se basa en cuatro prismas de vidrio estratificado y fibras ópticas, desarrollados en el espacio de cielo a tierra, y una proyección audiovisual ambiental del mar orientada hacia el suelo en la base de los prismas en toda su longitud. En el proceso de ideación, la obra, nacida previamente como instalación ambiental de torres prismáticas luminosas, engloba los dos pilares arquitectónicos presentes en el espacio adyacente a la pared en cuestión, transformados también estos en prismas con base de pentágono escaleno, con una estructura visual en fibra óptica y un revestimiento externo de vidrio estratificado.
La gran proyección de vídeo que representa el romper abstracto de las olas del mar con su efecto sonoro, reproducida en los extremos inferiores del vidrio de los prismas y en el suelo que es superficie de la obra – constituido por una serie de placas yuxtapuestas de piedra de Lecco como evocación de la tierra – transforma el espacio en que se colocan los prismas, creando visualmente una especie de flotación de los mismos, como un sentido ilusorio, al que concurre también el sonido del mar agitado. Los prismas de vidrio y fibra óptica crean un conjunto de líneas y puntos de luz diseminados en las estructuras internas que interactúan entre sí comportándose como catalizadores de la luz, el elemento que coordina el lenguaje visual.
«El organismo audiovisual», manifestándose en un ambiente ya iluminado como el de la estación de pasajeros del aeropuerto, crea una especie de espacio cristalizado a través de las ligeras transparencias de las olas del mar, videoproyectadas en el suelo y sobre el vidrio de los prismas con sus estructuras arquitectónicas de luz en fibra óptica, mientras el rumor de las ondas se emite a través de amplificadores esféricos a 360º situados bajo los proyectores de vídeo, a su vez situados en la parte delantera de la obra en la zona del techo.
La tecnología evolutiva de las fibras ópticas contribuye a nuevas y mejores modalidades de disfrute estético y aprovechamiento funcional del área en objeto, para así dialogar en modo armónico y no invasivo con el contexto.
La transparencia de las imágenes de las ondas de agua en las esculturas, y la de las formas prismáticas mismas sobre la proyección de vídeo, determina así una especie de impalpable pulsión de todo el lugar.
El autor
Carlo BERNARDINI nace en Viterbo en 1966. Vive y trabaja en Roma y en Milán. En 1987 se diploma en la Academia de Bellas Artes de Roma. En 1997 publica el ensayo teórico sobre la «División de la unidad visual», editado por Stampa Alternativa. Ha ganado en 2 ocasiones, 2000 y 2005, el premio «Overseas Grantee» de la Pollock Krasner Foundation de Nueva York; en 2002 logró también el premio Targetti Art Light Collection «White Sculpture». Actualmente enseña Instalaciones Multimedia en la Academia de Bellas Artes de «Brera» en Milán. La atención de Carlo Bernardini se dirige a la relación dialéctica entre la línea y lo monocromático, como momentos diversificados de la concepción que representa el espacio-luz.
El meticuloso recorrido de abstracción es una búsqueda gradual sobre el elemento línea para conquistar su esencia, casi un querer trazar lo invisible.
Su búsqueda visual se centra hoy en el concepto de transformación perceptiva del espacio a través de obras que son puente entre la dimensión escultórica y la instalación. Las instalaciones ambientales, realizadas con fibra óptica y superficies electro-luminiscentes, crean un espacio de luz arquitectónico mental, incorpóreo pero visible, que cambia completamente la función y la estructura del ambiente real. La luz crea un dibujo en el espacio, un dibujo que cambia según los puntos de vista y según los desplazamientos del espectador, que se encuentra viviendo dentro de la obra.
Ha realizado esculturas públicas permanentes en acero inoxidable y fibra óptica en distintas ciudades italianas, como en 2003 las grandes esculturas presentadas temporalmente en Roma en Plaza del Campidoglio para el Semestre de presidencia italiana de la Unión Europea, así como grandes instalaciones ambientales de fibra óptica en exteriores, como los Claustros de Sto. Domenico en Reggio Emilia con ocasión de la exposición «2000 Años Luz», en Padua, via Fiume, en la esquina con el Palacio de la Ragione para «Acuerdos de Luz», y en Ancona, Piazza Cavour para «Luces de Ancona».
Sus exposiciones personales recientes han sido:
Entre las principales muestras colectivas hay que mencionar:
